Nadie vive la vida por uno y por ello no existe una real receta ni fórmula que se adapte a todos. Cada persona tiene su propia forma de ser. Lo que es común a todos es que cada acción que a nivel individual realizamos o cada mensaje que emitimos tiene una repercusión o efecto en el otro o en el entorno en el cual nos desenvolvemos. Por ello hacerse cargo de los actos que se realizan se convierte en el primer eje de la responsabilidad hacia uno mismo y a nivel social. El clima, la política, el sistema social, la familia, el colegio, los vecinos, etc. pueden influirnos, afectarnos, pero no pueden decidir por ti, al menos que tú les dejes.

Como saber si estas decidiendo tú u otro por ti?

Los niveles de ansiedad aumentan cuando nos sentimos forzados a realizar acciones que no deseamos. Especialmente cuando nuestras acciones no reflejan lo que realmente se quiere y muchas veces ni siquiera nos damos cuenta. Esta discordancia se puede manifestar en el estado animico, la tendencia a la negatividad, la calidad del sueño, los hábitos alimenticios, los hábitos de ejercicio y actividad física.

Hoy día la situación de la pandemia, por ejemplo, nos ha colocado en un plano en que se nos dice qué hacer para evitar propagar el contagio. La base de esta norma se sustenta en la experiencia que otros países han realizado para contenerlo, y a pesar de que tampoco hay receta, es lo que más ha funcionado.

Entonces, cuando nos encontramos frente a una situación que no podemos cambiar, el desafío es cómo revertir esa situación para que nos ofrezca otras oportunidades?

Emocionalmente todos estamos bien equipados y son las emociones y fortalezas como la Imaginación, la creatividad, el descubrimiento, la generosidad, la empatia alentados por el coraje, la voluntad, la determinación, entre otras, quienes están allí para ayudarte.

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Las emociones se pueden entrenar para llevarte a un camino distinto y constructivo, atrévete!